Las «pantallas» y sus contenidos han estado presentes en nuestras vidas desde finales de los años 90. A menudo, se les atribuyen problemas conductuales, emocionales, de aprendizaje y actitud en los niños y jóvenes actuales. Su aparición coincide con el surgimiento de nuevas formas de educar, en las que se observa un menor desarrollo del autocontrol y la voluntad necesarios para gestionar su uso de manera adecuada.
Las «pantallas» en sí mismas no son inherentemente negativas; de hecho, permiten acceder a información, facilitan la conexión social y fomentan el desarrollo de habilidades. Sin embargo, el verdadero desafío parece radicar en regular su uso y seleccionar adecuadamente la información que consumimos.
¿Qué son las «pantallas»?
Las «pantallas» se pueden clasificar principalmente en tres categorías:
- Smartphones: Los teléfonos inteligentes comenzaron a surgir a finales de la década de los 90’s y principios de 2000. Desde entonces, han evolucionado rápidamente, convirtiéndose en dispositivos multifuncionales que combinan comunicación, acceso a Internet y una amplia gama de aplicaciones que facilitan diversas actividades en la vida cotidiana.
- Tablets: Aunque su historia de desarrollo se remonta a varios años —naciendo en los años 80 y 90— su popularidad como dispositivos de consumo ha aumentado significativamente en la última década. Han continuado evolucionando y se utilizan para una variedad de propósitos, tales como la lectura, el entretenimiento, la educación y el trabajo, gracias a su portabilidad y a su capacidad de funcionar como un puente entre los smartphones y las computadoras portátiles.
- Computadoras personales (PCs): Desde su invención en la década de 1970, las PCs han experimentado una evolución significativa. En la década de 1990, se popularizaron en hogares y oficinas. La reducción de precios, junto con el surgimiento de Internet y de software de navegación, aceleró aún más su adopción. Durante los años 2000, las computadoras portátiles, especialmente las laptops, se volvieron cada vez más comunes, beneficiándose de avances tecnológicos, como procesadores más rápidos, pantallas LCD más ligeras y baterías de mayor duración.
Hoy en día, las «pantallas» continúan evolucionando y adaptándose a las necesidades cambiantes de los usuarios en términos de potencia, portabilidad y funcionalidad, manteniendo su relevancia como una parte central de la vida diaria en educación, trabajo y entretenimiento.
Algunos contenidos de las «pantallas»:
- Videojuegos: Los videojuegos tienen una larga historia que se remonta a varias décadas. Surgieron en los años 50, y las consolas se volvieron populares en los 80. En la década de 2010, con la llegada de dispositivos móviles y plataformas de juegos digitales como Steam, Google Play y la App Store, el acceso a videojuegos se amplió. Hoy en día, la realidad virtual (VR) y la realidad aumentada (AR) están en auge, y los eSports han crecido en popularidad, convirtiéndose en eventos importantes a nivel global. Los videojuegos abarcan una amplia variedad de géneros y plataformas, y su evolución continúa influyendo en el entretenimiento, la rehabilitación física y mental, así como en la formación de deportistas de alto rendimiento.
- Redes sociales: Las redes sociales han transformado de manera significativa la comunicación y el intercambio de información entre las personas. Su desarrollo ha pasado por varias etapas, comenzando en la década de 1990 con plataformas que permitían a los usuarios crear perfiles y conectar con amigos, así como foros y grupos de discusión. LinkedIn (2003) se centró en redes profesionales, mientras que Facebook (2004) comenzó como un espacio exclusivo para estudiantes universitarios y rápidamente se convirtió en la red social más grande del mundo. YouTube (2005) y Twitter (2006) también jugaron roles cruciales en la evolución de las redes sociales, con Instagram (2010), Snapchat (2011), WhatsApp (2010) y TikTok (2016) desarrollando enfoques únicos en la comunicación. Las redes sociales han tenido un impacto profundo en la comunicación, el marketing, la política y la cultura, convirtiéndose en una parte integral de la vida diaria de millones de personas.
Revisemos algunas creencias que se atribuyen al uso de las «pantallas»:
- El uso de «pantallas» reduce la materia gris del cerebro.
La materia gris es un componente del sistema nervioso central, compuesto principalmente por los cuerpos celulares de las neuronas, dendritas y conexiones sinápticas, así como células gliales y capilares. Se distingue de la sustancia blanca, que está compuesta en su mayoría por axones mielinizados. La materia gris es responsable del procesamiento de información y del control muscular, entre otras funciones. Esta sustancia crece a través del aprendizaje y la memoria de nueva información. Aprender a estar tranquilo facilita este proceso, además de fomentar hábitos de ejercicio físico y asegurar un buen descanso.
La reducción de materia gris del cerebro está más relacionada con la falta de autocontrol, aprendizaje y memoria de nueva información que con el mero uso de pantallas.
- El uso de las «pantallas» produce un exceso de cortisol.
El cortisol es una hormona esteroidea producida por las glándulas suprarrenales, ubicadas sobre los riñones. Desempeña un papel crucial en diversas funciones del cuerpo y es conocida comúnmente como la «hormona del estrés», ya que sus niveles aumentan en respuesta al estrés físico o emocional. Las funciones del cortisol incluyen:
- Regulación del metabolismo: Ayuda a controlar el uso de grasas, proteínas y carbohidratos en el cuerpo, además de proporcionar energía mediante la gluconeogénesis, que es la producción de glucosa en el hígado.
- Respuesta al estrés: Prepara al cuerpo para enfrentar situaciones de emergencia, incrementando la energía disponible y mejorando la capacidad de respuesta del sistema inmunológico a corto plazo.
- Modulación del sistema inmunológico: Tiene efectos antiinflamatorios y puede suprimir la respuesta del sistema inmunológico para ayudar a controlar la inflamación.
- Regulación de la presión arterial: Contribuye a mantener la presión arterial y el equilibrio de sal y agua.
- Ciclo sueño-vigilia: Influye en el sueño y está relacionado con el ciclo circadiano; los niveles de cortisol generalmente son más altos al despertar y disminuyen a lo largo del día.
El cortisol es esencial para la salud, pero niveles elevados durante períodos prolongados pueden ser perjudiciales y asociarse con problemas de salud como el aumento de peso, hipertensión e insomnio, así como con efectos negativos en la función cognitiva y el sistema inmunológico. La producción de cortisol puede regularse mediante el aprendizaje de técnicas para estar en paz y tranquilo.
El problema radica en la producción excesiva de cortisol debido al estrés, que a menudo se atribuye al uso de «pantallas». Sin embargo, parece que esta situación está más relacionada con la falta de autocontrol y hábitos saludables, como hacer ejercicio y dormir.
- El uso de las «pantallas» produce un exceso de dopamina.
La dopamina es un neurotransmisor que transmite señales en el cerebro y desempeña varias funciones importantes en el cuerpo. Es esencial para el funcionamiento del sistema nervioso central y está involucrada en diversos procesos fisiológicos y comportamientos. Las funciones de la dopamina incluyen:
- Regulación del movimiento: Controla el movimiento y la coordinación.
- Recompensa y placer: Es conocida por su papel en el sistema de recompensa del cerebro, liberándose durante actividades placenteras y reforzando comportamientos que producen satisfacción.
- Motivación: Nos impulsa a actuar para obtener recompensas y alcanzar objetivos.
- Atención y aprendizaje: Está implicada en el proceso de aprendizaje y en la regulación de la atención, influyendo en cómo respondemos a estímulos nuevos o relevantes.
- Regulación del estado de ánimo: Afecta el estado de ánimo, siendo desequilibrios en los niveles de dopamina los que se relacionan con trastornos del estado de ánimo, como la depresión.
Debido a su papel en la recompensa y el placer, la dopamina es un factor importante en las adicciones, ya que muchas sustancias y conductas adictivas aumentan los niveles de dopamina en el cerebro, reforzando así el comportamiento adictivo.
El simple uso de pantallas no estimula la producción excesiva de dopamina; más bien, es el tipo de contenido y el uso descontrolado en busca de placer sin esfuerzo lo que lo provoca. La producción de dopamina puede regularse mediante el esfuerzo y la consecución de logros, lo que fomenta una sensación de satisfacción controlada y saludable.
- El uso de «pantallas» afecta la vista
Las pantallas de dispositivos electrónicos, como computadoras, teléfonos inteligentes y televisores, emiten luz azul, que forma parte del espectro de luz visible. Esta luz es producida principalmente por las tecnologías de retroiluminación utilizadas en las pantallas.
Impacto de la luz azul:
La luz azul está presente de forma natural en la luz solar, pero la exposición prolongada a fuentes artificiales de luz azul, especialmente durante la noche, puede afectar el sueño y la salud ocular, ya que interfiere con el ciclo circadiano del cuerpo y puede causar fatiga visual. Por esta razón, muchos dispositivos electrónicos ahora cuentan con configuraciones para reducir la emisión de luz azul, especialmente en las horas previas a dormir.
- El uso de las «pantallas» dificulta el desarrollo del lóbulo prefrontal
El lóbulo prefrontal se desarrolla a lo largo de la infancia y la adolescencia, continuando hasta la adultez temprana. Esta región del cerebro, ubicada en la parte frontal de los hemisferios cerebrales, está implicada en diversas funciones cognitivas superiores, como la toma de decisiones, el control de impulsos, la planificación y el razonamiento.
Etapas del desarrollo del lóbulo prefrontal:
- Infancia: Durante esta etapa, el cerebro experimenta un rápido crecimiento sináptico, estableciendo numerosas conexiones neuronales. El lóbulo prefrontal comienza a desarrollar habilidades básicas en atención, regulación emocional y memoria de trabajo.
- Niñez: Durante estos años, el cerebro continúa fortaleciendo conexiones neuronales, y el lóbulo prefrontal empieza a desempeñar un papel más significativo en el control del comportamiento, la atención sostenida y la resolución de problemas simples.
- Adolescencia: Este periodo se caracteriza por la eliminación de conexiones neuronales menos utilizadas, lo que hace más eficiente el procesamiento de la información. En esta etapa, el lóbulo prefrontal desarrolla sus capacidades de planificación y organización.
- Adultez temprana: El lóbulo prefrontal concluye su desarrollo alrededor de esta etapa. Las funciones ejecutivas, como el razonamiento lógico, la planificación a largo plazo y la regulación emocional, están completamente desarrolladas, lo que permite un mejor manejo de situaciones complejas y una toma de decisiones más asertiva.
El desarrollo del lóbulo prefrontal se fortalece a través del aprendizaje, las experiencias de vida y las interacciones sociales. Las «pantallas» pueden favorecer el aprendizaje, pero el problema radica en su uso descontrolado y en el contenido que perjudica otros aspectos del desarrollo.
Las «pantallas» son una herramienta de gran utilidad y beneficios para todas las personas. «Está disponible todo lo que se desea aprender». Por lo tanto, es fundamental educar a los niños y jóvenes sobre cómo usar esta herramienta de manera adecuada. La solución no es eliminarla, ya que esto privaría a nuestros hijos de un mundo de aprendizaje y oportunidades. La prohibición puede generar mayor adicción y descontrol en el futuro.
Educar implica formar hábitos. A continuación, sugiero algunos hábitos para guiar el uso de las «pantallas»:
Hábito 1: Adherencia a las Reglas
La Academia Americana de Pediatría recomienda cero tiempo de pantalla para niños de 0 a 2 años y de 1 a 2 horas diarias para aquellos de 3 años o más. Evite el uso de pantallas durante las comidas o en la habitación.
Hábito 2: Autodisciplina
Fomentar la voluntad de hacer «lo que hay que hacer» y convertirlo en un hábito conocido como autodisciplina. Esto permite elegir los momentos apropiados para su uso y poder decir «no más».
Hábito 3: Cultivar la Serenidad
Crear oportunidades para que los niños y jóvenes aprendan a estar en paz y tranquilos.